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martes, 15 de julio de 2014

Crítica: zarzuela "La del manojo de rosas"

Rosas con aroma a éxito

AURORA SALVO AMORES- “La del manojo de rosas” es una zarzuela que ha llenado de animada música el cartel del céntrico Teatro Reina Victoria de Madrid. Se trata de una historia muy castiza en la que se aprecian todos los ingredientes de este tipo de obras: amor, engaño, humor, pero sobre todo canciones interpretadas por voces excepcionales. Esta función finalizó su representación el pasado 13 de julio en este teatro con gran éxito de público, gracias a la calidad de la obra y de los actores.  Sin embargo dentro de poco le dará el relevo otro título fundamental del género, “La Verbena de la Paloma”.
En 1934 se estrenó en Madrid la zarzuela “La del manojo de rosas”. Dentro de este género se encuadra en el llamado sainete lírico, un “género chico” que retrata la vida de los protagonistas y sus costumbres. En esta ocasión, se hace especial hincapié en destacar que la acción transcurre en la capital española a la hora de imitar las típicas formas de ser de los habitantes más castizos.

La obra combina partes dramáticas con números musicales que no dejan que el público se mantenga quieto en el asiento, ya que se combinan diferentes estilos como el chotis, el pasodoble e incluso el fox trot. Es difícil que al día siguiente los espectadores no estén con alguna de las canciones en la cabeza. En esta obra se ha mantenido la letra y la música original, la primera de los escritores dramáticos Anselmo Cuadrado Carreño y Francisco Ramos de Castro, y la segunda pertenece a Pablo Sorozabal, un aliciente más que mantiene la esencia de esa época dorada de la zarzuela. Debajo del escenario, se puede apreciar una orquesta que toca en directo todas y cada una de las piezas musicales de las que está repleta la función.

La trama se desarrolla, a diferencia de la obra original, a mediados de los años sesenta, aunque los actores se toman la licencia de apelar a ciertos guiños actuales muy divertidos que sumergen aún más al espectador en la acción. Ésta gira en torno a los vecinos de un céntrico barrio de Madrid, en cuyo decorado se puede apreciar un bar, un taller mecánico y una floristería llamada “El manojo de rosas”, cuya florista da nombre a la representación. El amor, como no podía ser de otra manera, será el hilo conductor, acompañado de animadas canciones interpretadas por los actores. La voz de cada uno de ellos, junto con algunos bailes, llena la sala por sí misma, dejando a los presentes hipnotizados ante ese grado de belleza auditiva. La nota más cómica la pone el veterano actor Luis Varela que con su papel de Espasa no permite un segundo de aburrimiento gracias a su verborrea difícil de entender.

“La del manojo de rosas” ha conseguido llenar el Teatro Reina Victoria de Madrid, una prueba irrefutable de que el género de la zarzuela continúa teniendo seguidores y que a pesar de los años, y lo que pueda parecer, gracias a funciones como estas va a mantenerse viva. El teatro se reforma, eso es innegable, pero hay sitio para toda clase de estilos, porque forma parte de nuestra cultura, tanto pasada como presente y futura. Sin la herencia que nos deja este tipo de géneros más antiguos probablemente no se habrían explotado otros ahora más en auge. El público busca entretenerse y nutrirse de cultura con obras de calidad, en muchas ocasiones sin pensar al género al que pertenecen. Esta función sin duda es una de ellas.

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